jueves, 23 de julio de 2009

La logogenia: algo más que sorprendente

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Una de las "verdades absolutas" manejada por los fonoaudiólogos y educadores especiales es: los sordos nunca llegarán a manejar el español escrito como los oyentes.
Sin embargo, desde hace unos años, la logogenia ha demostrado todo lo contrario. Gracias a este método (demasiado profundo para ser explicado en unas pocas líneas) niños y niñas han adquirido la competencia lingüística de la lengua materna de su entorno, lo que los ha llevado a una mayor participación social tanto en la academia, como en la familia y en la comunidad en general.
Muchos se han mostrado totalmente excépticos, pues su experiencia profesional de años (tal vez décadas) ha demostrado lo contrario. Cientos de estudios, encuentros, seminarios y simposios entre los profesionales han buscado la forma de entregar a los sordos la posibilidad de manejar el idioma en su código escrito, y siempre han lladado el mismo resultado: comprensión y manejo de algunas palabras, especialmente aquellas relacionadas con sustantivos y verbos, casi siempre de carácter concreto.
Ese excepticismo parece crecer cuando se enteran de que hay un método (novedoso por cierto, pues menos de dos décadas es poco en comparación con lo que de ha hecho desde otros enfoques) que brinda tal posibilidad. "Hasta no ver no creer". Entonces observan una sesión y lo primero que piensan es que es tonto ponerle un montón de cartelitos al niño para que siga intrucciones que aprenderá por simple memorización de palabras que sólo le harán conocer un poco de vocabulario: "eso no es leer", "el niño no está comprendiendo, sólo está actuando por imitación", "el método no sirve, es mecánico y memorístico".
Y entonces llega la prueba reina: un diálogo por escrito con un sordo que ha culminado con su proceso de logogenización. El "entrevistador" hace preguntas o propone temas que el niño contesta de forma "bien escrita"; nada de medias palabras, nada de omitir prepocisiones o artículos, nada de errores gramaticales (géneto o número) y mucho manejo de nociones tan abstractas como sentimientos, necesidades, preocupaciones, etc. Entonces ya no hay afirmaciones radicales sino preguntas afanosas: "¿Cómo hace usted para que el niño entienda que "lo" hace referencia a una palabra o frase que ya se dijo?", "¿Cómo hace usted para que el niño entienda las palabras "sentimiento", "preferido", "caraterística", "ávidamente"?
Y es que más que sorprendente, es emocionante ver cómo un niño cuya espectativa de educación se limitaba a un bachillerato en el mejor de los casos, puede adquirir una de las principales herramientas de la cognición: el código escrito de la lengua de su entorno. Aunque suene un tanto sentimentalista y cursi, el corazón salta al ver cómo un sordo profundo sin implante, después del debido proceso hecho con la logogenia, mantiene una conversación con un oyente, entiende dichos y refranes, lee un cuento, un texto académico y hasta un libro, comprendiendo todas y cada una de las palabras escritas.
Parece increible, pero es cierto.
Desde aquí la invitación es muy clara: véalo por usted mismo y sorpréndase (y por supuesto, emociónese).

Este video pertenece a la Fundación Dime Colombia. En él, Eliana Fernandez y Eliecer hacen una demostración del proceso.







Más información en la web de la Fundación Dime Colombia


Marisol Rey Castillo © 2009

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