sábado, 5 de junio de 2010

¿Poner o colocar?

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Uno de los fenómenos léxicos más cotidianos en nuestra habla es el uso de la palabra "colocar" como sinónimo de "poner". Aunque en el sentido estricto no son sinónimos (partiendo de que si son dos palabras es porque tienen dos significados diferentes) los usuarios han adaptado el "colocar" y el uso supera en frecuencia al "poner". Es extraño, pues colocar sólo cuenta con cinco acepciones, mientras que poner tiene cuarenta y cuatro (sin hablar de las locuciones).
El columnista de "El Tiempo", Mauricio Pombo, escribió un artículo hace algún tiempo, texto que transcribiré a continuación. La pregunta es ¿podrá ser "corregido" este error, o tendrémos que aceptarlo y modificar la norma para hacer de "colocar" un sinónimo de "poner?

Descolocar la colocadera
Mauricio Pombo ("El Tiempo" 7 de agosto de 2007)

Me coloco iracundo cada vez que me coloco a pensar cómo se colocó el verbo colocar en las entrañas de nuestro idioma. Creo que la epidemia ya es incontrolable y que, de la misma manera como perdimos la pelea contra los ‘deques’, la ‘escuchadera’, el ‘desear’ y los ‘habían’, esta batalla también ya está perdida. Lo grave es que la enfermedad avanza y puede llegar a límites insospechados y desconocidos. Más adelante me atrevo a sugerir un nuevo diccionario de la colocadera (fenómeno que puede obedecer a las altas cifras de desempleo, siendo esta una manera de colocarse en algo). Por el momento señalo algunas de las perlas que he oído últimamente, no solo en la calle, sino en radio y televisión.
No es un chiste, he oído decir, por ejemplo: ‘El jefe se colocó furioso’; ‘Huy, no se me coloque distinguido’; ‘Cada día más gente se coloca las piyamas’; ‘Le dio tanta vergüenza que se colocó rojo’. Y la lista se haría eterna si citamos los cientos de casos más en los que los colombianos, venezolanos y de otros países hermanos han optado por reemplazar el verbo poner colocando el colocar. El diccionario de la Real Academia de la Lengua define el verbo colocar de la siguiente manera: “Poner a alguien o algo en su debido lugar. 2. Invertir dinero. 3. Acomodar a alguien, poniéndole en algún estado o empleo”. Así de sencillo. Los políticos colocan su gente en puestos públicos. Y quienes tienen billete lo colocan en acciones o en lo que les dé la gana. No más.
Desafortunadamente, como ya lo señalé, esta parece ser ya una causa perdida. La enfermedad de la colocadera tiende a hacer metástasis. Muchas palabras que se comPONEN con el verbo poner tienen su vida colocada en riesgo. Algunos ejemplos: sobreponer, disponer, componer, suponer, proponer, imponer, exponer, reponer, deponer; así como los sustantivos derivados: disposición, suposición, exposición, reposición, etc.
En vista de que las cosas van como van, sugiero que nos vayamos preparando para oír (verbo al que también le expidieron acta de defunción las brigadas de escuchadores) esperpentos como el siguiente. En lugar de la frase ‘El Gobierno dispuso un nuevo impuesto para reponer sus arcas’, tendremos que oír: ‘El Gobierno discolocó un nuevo incoloca para recolocar sus arcas’. Díscolo, ¿o no? Queda uno totalmente descolocado.
Para terminar -y cambiando totalmente de tema-, quiero referirme a la entrevista radial que concedió el ex senador Araújo a la Radio Guatapurí, de Valledupar. En ella dice, de manera reiterada, que la culpa de todo lo malo que le ocurre al país (incluyendo la injusticia que le cometen a él) recae sobre la lanuda aristocracia bogotana y sus medios de prensa. La sufrida y abnegada clase política costeña -y con ella los costeños todos- es víctima de la persecución dirigida desde la fría capital. Ya voy, Toño. ¿Los Pumarejo y los Santo Domingo (Caracol TV y El Espectador) estarán notificados de su calidad de aristócratas lanudos? ¡Eeeda, nooo joda! Colócate serio.









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